Es cierto que hoy día existen multitud de páginas web y aplicaciones que prometen un logo “a medida” en dos pasos. Es cierto que los pequeños emprendedores no disponen de grandes presupuestos para invertir en imagen y comunicación. Es cierto también que se confunde el crear marca con decidir un nombre y dibujar un logo.
Crear una marca va más allá de una tipografía, un color y una composición resultona.
Crear una marca es crear una huella impresa o digital, es crear una identidad única e intransferible. Es explicar qué hacemos, por qué lo hacemos y para quién lo hacemos. Es deseo de formar parte de un universo, es sintetizar una historia y definir una hoja de ruta. Crear una marca es reflexionar sobre todo aquello que somos como negocio, empresa, producto o colectivo. Es ponerlo al servicio de nuestros públicos de forma clara con el convencimiento que vamos a marcar la diferencia; vamos a sumar; vamos a acompañar; vamos a trascender.
Crear marca es definir una estrategia de comunicativa visual y conceptual para conseguir transmitir de forma clara aquello que convierte a tu marca en una “aspiración” en una historia que nos “engancha” y en algo que os defina.
Crear marca es un proceso de análisis profundo de un proyecto, es conocer el origen y definir el futuro. Crear marca es tener un plan de negocio y escoger una ruta.
La diferenciación dentro del mercado, será consecuencia de la eficiente gestión de los intangibles del proyecto: valor, credibilidad y singularidad de una marca. Y todo eso, ha de caber en el «logo».
Un diseñador corporativo se encargará de hacer las preguntas y dibujar un mapa del proyecto definiendo todos los canales de comunicación, definir, diseñar y perfilar mensajes. Es un proceso que permite a las empresas estructurar los mensajes y crear el lenguaje propio para cada proyecto. Todo ello se convierte al final, en un discurso sólido que se implementa de forma orgánica, facilitando la visibilidad y amplificación de la marca y favoreciendo su permeabilidad en los mercados.