Ya lo dijo el gran Steve Jobs :
“La mayoría de las personas piensan que el diseño es una capa, una simple decoración. Para mí el diseño es el alma de todo lo creado por el hombre…”
No se trata solo de tener un buen producto o servicio, se trata de conseguir proyectar nuestro mensaje más allá de las palabras, más allá de lo que expliquemos. Se trata de hacer sentir lo que somos, de hacer vibrar, seamos un producto o un servicio.
¿Distinguirse o extinguirse?, esa es la cuestión… Si hace unos años los esfuerzos se centraban en el producto y sus beneficios, hoy en día detrás de los productos debe haber una historia, unos valores que los distingan, las empresas que seducen permanecen.
Los diferentes públicos con los que se relaciona una marca cada vez son más exigentes. Para crear productos únicos, identificables y deseables hay que empezar por definir muy bien «que producto somos” y cómo queremos ser percibidos.
Para crear una marca, hay que crear un lenguaje visual que conecte. Los profesionales del diseño, trascendemos de la superficie de cualquier proyecto. Así nos encarguen un logo, una sencilla campaña o un evento corporativo nuestra mirada debe ser transversal y llevar implícita un conocimiento profundo de la empresa, del producto y de todos los valores que hay detrás.
Algunos beneficios indiscutibles de las empresas con estrategia definida respecto al diseño corporativo:
- Incorporar el diseño en toda la actividad de una compañía la obliga a cuestionarse regularmente todos los procesos para dar lo mejor de si.
- El diseño debe proyectar nuestra imagen y nuestros valores claramente en toda la comunicación gráfica.
- Reforzará nuestro valor añadido de forma eficiente.
- Creará vínculos sólidos. El diseño incorporado como herramienta de management nos ayuda a ser únicos y deseables facilitando la relación con nuestros públicos.