Crear marcas me entusiasma, por eso adoro mi profesión. Como diseñadora, me fascina el proceso que hay implícito en el diseño de una marca, desde el punto de vista de imagen visual (Logotipo/Isotipo), y toda la información que destilamos y fermentamos para crear una identidad única que, finalmente, representará el universo de una marca.
Hay algo que como profesional debo confesar. A veces se valora el diseño de la imagen gráfica como un simple «dibujito”, algo que todo el mundo con un ordenador y un sencillo software cree que sin más puede hacer. Esta reflexión simplista, se apoya sólo en el impacto puramente estético. Pero me gustaría explicar todos los procesos que los profesionales del diseño tenemos en cuenta o que deberían ser tomados en cuenta en este proceso.
Elegir nombre o el “Namming” y desarrollar la imagen gráfica “Brand Image” deben ir de la mano de un profundo análisis de todos los factores que afectarán y marcarán la “vida” de la marca a desarrollar:
¿Qué somos?– Existen unos “Códigos gráficos” que aprendemos todos de forma natural, y viven en nuestro subconsciente. Los debemos conocer y interiorizar para conseguir identificar la imagen de una empresa con su actividad sin caer necesariamente en la obviedad. Conseguir enfocar la mirada del consumidor lo más rápidamente posible para que pueda distinguir si se trata de una farmacéutica o un club de Jazz.
¿Qué hacemos?– Los diferentes colores juegan un papel muy importante a la hora de situar a nuestra marca de la mano de los productos que ofrece: hay colores comestibles, energéticos, calmantes, refrescantes, caseros, tecnológicos… Difícilmente el rosa pastel lo utilizaremos para una marca de tornillos de altas prestaciones, ni utilizaremos el amarillo limón para los servicios de un bufete de abogados…
¿Dónde operamos?– Si nuestra marca tiene vocación local no tendrá la misma presentación que si debe moverse en mercados internacionales o pretende ser un icono regional.
¿Que recursos tenemos?- Muy importante saber los recursos que va a disponer la empresa para la implementación de la imagen corporativa. Lo valoraremos a la hora de crear una imagen más elaborada o más sencilla para ofrecer el coste de reproducción más ajustado a las necesidades del cliente a la hora de utilizar su marca en los diferentes soportes que necesite.
¿Cómo somos?– Ahí radica un poco lo que yo llamo el ADN de las marcas, todo aquello que las hace diferentes al resto. Todos conocemos marcas que son claramente mejor percibidas por los consumidores que otras. Eso también lo debemos meter en alambique a la hora de diseñar nuestra imagen. Trasladar esos «intangibles» a una marca es, si cabe , uno de los mayores retos. Ahí entran en juego muchos factores, pero destacaría el uso de la tipografía y el diseño del «Isotipo».
Una vez creada la imagen gráfica, que debe ser única y fácilmente reconocible, se desarrollan las herramientas que seguirán con el plan estratégico previsto para proyectar nuestra marca firmemente a nuestros stakeholders.