Hasta hace algún tiempo, las empresas de sectores industriales que no llegaban al consumidor directo, han ido solventando puntualmente los diferentes elementos que han necesitado para gestionar sus acciones de comunicación básicas.
Así un catálogo de productos, una tarjeta de visita, un stand o una acción promocional puntual se solventaban con los industriales que les producían dichos elementos.
Estos industriales con más buenas intenciones, en muchos casos, que criterio, se encargaban de «aplicar» el logotipo en sus productos. Incluso algunos se atrevían a ser creativos y le añadían algún elemento «decorativo», incluso cambiaban el color del logotipo para destacar en una superficie determinada…
El resultado de esta practica ha provocado una caótica sucesión de imágenes en la memoria de los clientes, que en la mayoría de los casos, les cuesta identificar la imagen con el producto. Reciben cada vez un «mensaje» distinto y el producto pierde visibilidad.
A consecuencia de la reciente crisis, el punto de mira de nuestro tejido industrial ha sido la internacionalización de sus productos. Este hecho ha puesto de manifiesto las graves carencias de muchas empresas en materia de estrategia de comunicación y diseño.
Los nuevos mercados obligan a ser decididamente más visibles y a proyectar una solida imagen de marca para acceder a los clientes, enviarles un mensaje claro y permanecer en su memoria.
El diseño y la estrategia de comunicación gráfica es mucho más que diseñar un bonito logotipo o hacer un catálogo espectacular, o tener una web com mucho movimiento, fotos y música…
El diseño y la estrategia de comunicación gráfica ha de conseguir destilar la esencia de una empresa, transformarla en una imagen gráfica clara y dotarla de los soportes necesarios para llegar y proyectar rápidamente su mensaje a los clientes con un diálogo directo y amable.


